Ratas de Nueva York

No, no estamos hablando de la población que se concentra dentro de la bolsa de Wall Street. No pienses mal. Cuando hablamos de ratas de Nueva York nos referimos a esos otros habitantes que suelen prodigarse de noche y que comparten instalaciones, transporte público e incluso vivienda con los ciudadanos de la Gran Manzana. Según un ranking de Animal Planet, las seis ciudades con más ratas del mundo se encuentran en los Estados Unidos, siendo Nueva York la primera mientras que Europa no aparece hasta la séptima posición gracias a Londres, seguida de París en octavo lugar. Ninguna ciudad española figura entre las diez primeras.

Hasta hace muy poco, se rumoreaba que en Nueva York existían tantas ratas como habitantes, es decir, unos ocho millones. Algunos hasta especulaban que había más ratas que habitantes. Por fin, parece que se acaba la polémica gracias a un joven estadista de 26 años, de nombre Jonathan Auerbach, que ha ganado el premio de la Royal Statistical Society of London gracias a su estudio “Does New York City Really Have as Many Rats as People?” (“¿Tiene Nueva York tantas ratas como habitantes?”) en el que destruye el mito de una rata por persona para concluir que el número más realista viene a ser algo menor, unos seis millones menos. Neoyorkinos y turistas respiran aliviados.

En 1944 ya se hablaba de dos especies que convivían en la ciudad: la rata negra (o rata de barco) y la rata parda. La parda, más agresiva, se las apañó para ir eliminando a su competidora gracias a una estrategia muy elegante y refinada: el ataque-mate, o lo que es lo mismo, las atacaba y las mataba y además, al ser de mayor tamaño, también solía vencerlas en las peleas por conseguir comida o refugio.

Por lo que sabemos sobre roedores, Nueva York tiene muchos números en la lotería de las ratas debido a su elevada población, sus prácticas de recogida de basuras, el clima y los estándares de construcción, entre otras cosas. Es muy común que haya ratas en los famosos delis o corner stores de la ciudad. El hecho de que sus habitantes tiren mucha comida to go en las papeleras y que la basura se acumule en las aceras para su posterior recogida contribuyen a que las ratas se sientan como en casa. Es muy común que las alimañas se apoderen de los restaurantes una vez que cierran al público y que utilicen las cañerías y desagües para introducirse en los hogares de insospechados anfitriones. No queremos asustarte, pero las incidencias de ratas atacando a los sintecho o comiendo cadáveres en la morgue de la ciudad no son una excepción. En 2003 una estación de bomberos de Queens fue demolida debido a que las ratas se habían apoderado por completo del edificio. En 2007 se televisó la famosa ratscapade de los restaurantes de KFT y Taco Bell de Greenwich Village cuando un equipo de televisión descubrió a una colonia de ratas campando a sus anchas en el comedor del restaurante algo antes de que abriera sus puertas.

En 2014 un estudio de la Universidad de Columbia analizó el ADN de 133 ratas de la ciudad y concluyó que no solo eran portadoras de un gran número de patógenos sino que además algunos nunca habían sido vistos antes en Nueva York y otros eran totalmente desconocidos para la ciencia.

Las autoridades locales ya se han rendido a la evidencia de que la completa eliminación de las ratas de Nueva York es imposible pero los esfuerzos que han hecho para controlar su población parecen estar dando fruto. Se ha desarrollado un sistema de geotagging para establecer un mapa de control y también se ha creado la “Academia para el control de roedores” que instruye a los empleados de la ciudad sobre el comportamiento de estas criaturas y cómo controlarlas. También imparte cursos al respecto a los superintendentes de los edificios y a los propietarios interesados.

El año pasado se anunció que la ciudad iba a poner en marcha un plan de esterilización de los roedores que neutralizaría el sistema reproductivo de las hembras. Con este fin se han instalado varias trampas químicas a lo largo de la ciudad que se espera que tengan efecto en un futuro no muy lejano.

Inspirado por su propia experiencia como neoyorkino y por el bestseller de Robert Sullivan “Rats: Observations on the History & Habitat of the City’s Most Unwanted Inhabitants”, el cineasta Morgan Spurlock (director de “Supersize Me”) va a empezar a rodar un nuevo documental con el título “Rats NYC” en el que entrevistará a exterminadores, funcionarios locales, basureros, activistas e historiadores para explorar el tema de los roedores de Nueva York.

Pero es que además de las ratas per se, esta ciudad también tiene una isla con ese nombre: Rat Island. Forma parte de Long Island y en la actualidad es básicamente un vertedero de botellas y cristales rotos. Se cree que el nombre puede venirle, bien porque los roedores se sentían atraídos por el lugar cuando era usado como hospicio para víctimas del tifus allá por el siglo XIX, o bien porque muchos de los prisioneros que escapaban de la cercana isla de Hart (a los que se conocía coloquialmente como “ratas”), utilizaban esta isla como parada antes de nadar hacia la libertad. En octubre de 2011 la compró un jubilado de 71 años por $160.000.

Ya sabes, si ves huellas de mordeduras en cables, plástico o madera, u observas rastros de grasa o heces, quizá tú también tengas un visitante inesperado. Si es el caso, a lo mejor te interesa echarle un vistazo al manual que la ciudad de Nueva York pone a disposición de todos los propietarios de viviendas.

Y ahora, ¿sabes cómo puedes dejar de pensar en ratas? Exacto: haciendo un puzzle.

 

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